Así de fácil, así de raro
en un representante político, era poder
hablar con el Presidente de la Diputación, fueras Secretario General de UGT o
un perniano de capital pero preocupado por su
gente, le hubieras hecho virrey un mes antes o hubieras pedido públicamente, por enésima
vez, la desaparición de las Diputaciones. Al
instante tenías la llamada o un mensaje emplazándote a un momento posterior.
Esta
forma de diferenciar la confrontación
política o sindical, de separar la esfera pública de la personal es la que
hacía a Chema, por lo menos para mí, diferente de otros representantes
políticos o sociales de nuestra provincia, sean de tu ámbito ideológico
político-sindical o sean del PP para los
que los criticas te convierten en
enemigo en todo y para siempre, contra ti y contra los tuyos. Y lo digo por
experiencia.
Voy a recordar algunos pasajes de nuestra
relación que demuestran esta forma de hacer política, tan necesaria pero
tan difícil de encontrar. A mí me ganó,
por supuesto no para lo que representaba, para su ideología, pero sí para la
persona.
No
quiero que se entiendan estas palabras como ese postureo, más o menos hipócrita, que recurrentemente se produce
cuando alguien fallece. Esto se lo dije
a Chema en persona unas cuantas veces y también a algunos Diputados
Provinciales del PP con los que comparto unas cañas todas las semanas.
Recuerdo
en el verano de 2012 cuando una cacicada del Alcalde de Respenda de la Peña
dejó sin agua a Baños de la Peña, el pueblo de mi mujer. Hicimos una
manifestación y el Alcalde no nos quería ni recibir porque, como dijo, “aquí
mando yo”. Hacía pocas semanas que en una manifestación contra las medidas de
recortes del Gobierno del PP, yo había defendido la desaparición de las
Diputaciones. Bien, mensaje, “Chema
tengo que hablar contigo” y de inmediato llamada. “joder Javi, ¿no dices que las Diputaciones
no sirven para nada y me pones a escurrir? Pues sí, Chema pero mientras existan
algo tendréis que hacer, así que llama al alcalde este y a ver si solucionamos
el asunto”. Unas risas, despedida, llamada al alcalde y solución al
problema.
En
la Feria de San Bernardo en La Pernía, el año que la Junta reformó, es un
decir, el Puente de Vañes. Llega exultante, como era él, a la Feria y me dice: “Javi
has visto como hemos arreglado el puente, que estaba peligroso”. “Si, Chema
pero dime en ese puente ¿por dónde pasan las personas, por el medio de la
carretera, porque habéis eliminado las aceras? Cuando vuelvas te fijas”. A las pocas semanas, se instaló una pasarela, la verdad
bastante horrible pero, por lo menos, los peatones tenían su lugar. Entonces
era Delegado de la Junta.
En
la Feria de 2011, ya fue como Presidente de la Diputación, y me espeta, “bueno, ahora la
carretera CL-627 ya no es competencia mía, pero no dejes de dar la vara a estos
de la Junta que, si no, no se arreglará nunca”. Amigo Chema, la vara la seguimos dando y la carretera, ya sabes, hecha una
vergüenza, pero no pierdo la esperanza.
A los cinco minutos de anunciar una de
las decisiones más duras que he tomado en mi vida, no presentarme a la reelección como Secretario General de la UGT porque
mi organización se convertía en una sucursal de Valladolid y la acción sindical
caía en una inercia que nos está llevando
a la nada social, primera llamada la de Chema. “Bueno, si has decidido eso, tus razones tendrás, cuenta
con mi apoyo y reconocimiento y aquí estoy para lo que necesites”. Le necesité pocas
veces, nunca fue para algo personal y nunca me falló.
El
primer día laborable después del Congreso, “Javi, ¿nos tomamos un café?”. Se presenta con una bolsa y una manta
cortesía de la Dipu. “Estas se las damos a los ancianos cuando cumplen cien
años y es muy buena para echar la siesta y como ahora tendrás más tiempo pues
te vendrá bien”. Nos hicimos otras risas, y cada uno
a sus cosas.
Fue pasando el tiempo en los dos
últimos años, coincidiendo en algunos actos sociales donde siempre hubo tiempo
para intercambiar unas palabras o tomarnos una caña.
Así hasta la tarde del 5 de febrero de este
año cuando viendo la gravedad del temporal de nieve, otros con más
responsabilidades, la Junta, tardaron días en verlo y alguno, el Subdelegado,
todavía no se ha enterado, me llamó por teléfono.
Nunca olvidaré su implicación, mucho más
allá de sus competencias, las conversaciones a deshora, las decenas de wash app y, por supuesto, el triste
desenlace del que a veces, pienso, si no hemos sido todos un poco culpables.
“Javi,
¿cómo ves la situación, que voy a ir a una reunión de coordinación y quiero
saber tu opinión”. “. Pues de puñetera pena”. En realidad utilicé otra expresión
menos académica. “Te agradezco la llamada Chema,
porque acabo de hablar con Piedrasluengas y están enterrados bajo más de cuatro
metros de nieve. En confianza, Chema
creo que hay que actuar rápido porque
esto no es una nevada grande, ni siquiera como la del 2005 que sufriste desde
la Junta, esto es otra cosa , es una
catástrofe natural”.
“Dime, dime que tú
sabes lo que es la nieve”.
“. Bueno, pues habría que hacer cuatro cosas. Primero, prever el día después de la
apertura de la carretera general y limpiar
los pueblos por dentro, para que no se repita lo de 2005 que circulaban
los turistas y en los pueblos no podían salir de casa ni ir a atender las
vacas. Segundo, traer maquinaria de
fuera, la que hay es insuficiente e incapaz, porque el puerto y los pueblos no
se va a abrir con la convencional. Tercero, Piedrasluengas hay que sacarla de la incomunicación entrando por Cantabria y, por último, tienes que hablar con la gente,
que ellos saben que esto va a ser largo
pero que vean que no están solos”.
“Ya he hablado con
los Alcaldes”. “Ya Chema, pero tienes que hablar con las personas, con los
vecinos”. Esa misma noche, los tres vecinos de
mi pueblo, y de otros pueblos, recibieron una llamada del Presidente de la Diputación
y así todos los días. En la primera tuvo que aguantar el chaparrón de críticas,
con razón, de la gente de Pernía, de Abel de Areños, de José Abraham de Camasabres,
de Altagracia la de mi pueblo, pero, como me dijo, con ello tuvo un aprendizaje
acelerado que le permitió tomar y plantear decisiones.
Hay cosas que se deben contar. Cómo, para que otros se dieran cuenta de la
gravedad de la situación y que había que rescatar a las personas, mucho más
importantes que los camiones y coches de la autovía, puso manos libres cuando
llamó a Los Llazos, al ganadero que se le había hundido la nave con 12 vacas
muertas, y éste lloraba de impotencia. Cómo día tras día planteó la
comunicación de Piedrasluengas por Cantabria, le costó seis días y el pobre
casi ni lo ve. Cómo se ocupó de las
personas, aunque, estoy convencido, ésta vez sí le hubiera gustado ser el mandamás de la Junta para tomar todas
las decisiones a tiempo.
En
fin, podría escribir otro comentario sólo con las conversaciones que mantuvimos
esos días de la nieve.
Este es el Chema que yo he conocido,
les voy a contar otro secreto, en mi entorno le llamaba “superchema”, simplemente
porque estaba en todo, aunque tomara medidas que ni a mí ni a lo que
representaba en UGT me gustaran.
Si el PP le va a hacer homenajes, que no se
olvide del fundamental, que el dedo
designador del nuevo candidato se fije en cómo era Chema, de pueblo, de
pisar boñigas, de estar con las personas, de no mirar a los pueblos con ojos de
ciudad, no un descarte de otras listas electorales que se encierre en su
palacete.
Termino
con un reconocimiento a María Antonia,
su esposa, la he conocido en el peor momento pero para mí ya es una amiga.
Salud
y suerte María Antonia y adiós “superchema”.