¿Por qué "La cuevita de la izquierda"?


El nombre de este blog, "La cuevita de la izquierda", fue sugerido por la Vicesecretaria General del PSOE, Elena Valenciano, que en una de las más desafortunadas declaraciones que se la recuerdan, aunque tiene muchas, manifestó que el PSOE debería abandonar "la cuevita de la izquierda" si quería tener algún futuro.

Este blog en origen fue creado por Juan Ramón Lagunilla fruto de una conversación sobre el despropósito de la frase de Elena Valenciano que tuvimos los dos y mi amigo Paco Ramos. Meses después, como del trío solo yo no disponía de una página en la que difundir mis inquietudes, le pedí a Juan Ramón que me cediera esta "cuevita" donde guarecerme en la nueva etapa que inicié cuando el pasado 17 de mayo de 2013 dejé todas mis responsabilidades en UGT. Simplemente he puesto dos fotos de la montaña palentina, una de Fuente Cobre, y otra de la majestuosa Peña Labra.

Aquí os espero.

domingo, 9 de noviembre de 2014

Democracia interna en los partidos (*)

Publicado en el El Norte de Castilla,  el 22/11/2008 - 



HACE unos meses se me ofreció la oportunidad de elaborar una pequeñita parte -no más de dos folios- de la Ponencia del XI Congreso del PSCL-PSOE que se iba a celebrar los días 20 y 21 de septiembre, referida a la definición de las señas de identidad del partido en el entorno de una sociedad nueva y cambiante. Tenía el objetivo de plantear de forma sucinta las características del 'modelo de partido del siglo XXI'. La idea que se planteaba, partiendo de las Resoluciones del XXXVII Congreso Federal, era muy sencilla: si queremos que Castilla y León sea una sociedad «radicalmente democrática, igualitaria y participativa», el funcionamiento interno del partido tiene que ser, necesariamente, «acorde con los principios de democracia deliberativa y participativa que defendemos para la sociedad». Sólo con esta identidad será creíble el proyecto renovador que debe llevar al PSOE, por el bien de nuestra tierra, al gobierno de Castilla y León.

Este encargo me obligó a recuperar algunas lecturas sobre el funcionamiento democrático de las organizaciones políticas, sobre la tendencia a la oligarquización (Michaels), la selección adversa de dirigentes, el “capillismo” (Manis) o las propuestas tendentes a reforzar la democracia deliberativa (Skinner) y el radicalismo democrático (Petit).

Tanto los males que acechan a los partidos políticos como las vías de profundización democrática no afectan sólo a estos sino a cualquier otro tipo de organizaciones con fuerte componente burocrático y, especialmente, a las organizaciones sindicales, pero ello será objeto de otra reflexión.

En las últimas semanas, y al calor de procesos congresuales en los que están inmersos, en sus distintos niveles, los dos partidos políticos mayoritarios (PSOE y PP) se han producido algunas acciones y declaraciones que me han reforzado en la necesidad, si queremos seguir haciendo crecer día a día nuestra democracia, de aportar, esquemáticamente, unos breves apuntes sobre el retroceso democrático interno de las organizaciones.

            Históricamente ha habido una diferencia fundamental entre el PP y el PSOE a la hora de los cambios de liderazgo: mientras los primeros han utilizado la cooptación, es decir, la designación del que se queda por el que se va (Rajoy por herencia de Aznar) o, en casos de crisis, del órgano superior (sustitución traumática de Mañueco por Carriedo en Palencia); el PSOE, por su origen de partido de masas y su obrerismo, se ha basado en la participación democrática de los militantes.

Cuando un partido no ha sido fiel a su paradigma, han tenido problemas de legitimidad interna y externa de sus liderazgos y de sus propuestas electorales. No hay más que recordar el liderazgo 'otorgado' de Almunia, derrotado por Borrell y por la democracia interna de las primarias, o el primer mandato de Rajoy hasta el Congreso de este año. Esto es muy grave porque, como decía Weber, la legitimidad democrática se consigue en la elección y no  en el desarrollo de su mandato.

En segundo lugar, es frecuente el 'etiquetaje' como 'críticos' de los miembros de las organizaciones que ejercen la libertad de opinión y hacen propuestas, en un planteamiento maniqueo propio de posiciones políticas criticadas, con razón, como es el nacionalismo excluyente. La discrepancia, la contraposición de opiniones es la mejor forma de extraer todo el potencial creativo de un grupo.

Pero no sólo se deslegitima la crítica constructiva, también los medios y ámbitos donde se  realiza.

¿Cuántas veces no hemos oído expresiones como eso hay que decirlo dentro, porque perjudica airear nuestros debates? No puedo estar de acuerdo. En una democracia, entre el instrumento (el partido) y el destinatario (la sociedad) no puede haber muros de piedra, como mucho, ligeras paredes y techos de cristal.

            Larga tradición histórica


Cuando hay propuestas distintas, si se limitan los canales internos o son muy espaciados en el tiempo (de congreso a congreso, de reunión en reunión), si las repuestas de los órganos de dirección a cualquier propuesta es el 'etiquetaje', es un deber democrático usar los cauces que ofrece la sociedad de la información.

Es más, es que en el caso del PSOE, es una seña de identidad histórica o ¿no recordamos los debates, en los medios de la época como la carta pública, el discurso o los libros, entre Largo Caballero, Prieto, y Besteiro?

Se ha escrito mucho sobre la teoría de la 'selección adversa de dirigentes' y la tendencia a la 'oligarquización' de los partidos políticos y de los sindicatos. No me extenderé, aunque es conveniente plantear el refuerzo que están teniendo aquí en Palencia, por medio de lo que denomino la existencia de «círculos viciosos para los partidos, que son a la vez virtuosos para sus dirigentes», debido a la profesionalización de la política.

¿En qué consiste? Es usual oír, yo lo he oído, “tenemos que proponer a meganito/a o fulanito/a para diputado, senador o procurador porque son cargos internos del partido y de algo tendrán que vivir”.

El círculo vicioso se cierra cuando, coincidiendo con los congresos, se dice “hay que elegir para los cargos fundamentales de la ejecutiva o la junta directiva a estos/as porque como son diputados..., y cobran por su cargo, pueden dedicarse al partido”.

¿A dónde conduce? A la selección adversa de los que llevan años dedicados profesionalmente al partido, a la endogamia pero también al desapego social, al descrédito de la actividad política y 'al todos son iguales', especialmente negativo, en términos de audiencia electoral, para las organizaciones de raíz obrera.

También están sucediendo fenómenos de patrimonialización de los medios y datos de los partidos en los últimos tiempos que suponen un vicio de origen a las decisiones últimas de los Congresos. Candidatos del PP en León y Burgos que se tienen que encerrar en la sede para que les den los censos o dar una rueda de prensa en un hotel porque no lo pueden hacer en la sede o aquí, en Palencia, listas en la elección de candidatos que hay que presentarlas con veinticuatro horas de antelación y, lo que es más grave, ante el órgano directivo que, puede llegar a ser juez y parte o, no dar información sobre quienes son los Delegados o compromisarios a un Congreso cuando su aval es necesario para optar a ser candidato (otro círculo vicioso para la democracia interna y virtuoso para los dirigentes: necesitas avales si quieres presentarte, pero no puedes evaluar tus posibilidades de presentarte porque desconoces quién te pueden avalar).

Cambio en los partidos.

 
Para terminar, estas pequeñas reflexiones que sólo pretenden aportar alguna solución a la democracia interna, mediante el contraste con las malas actuaciones, a la legitimidad en origen de los dirigentes y de éstos para con la sociedad, me gustaría plantear una paradoja que encierra un posible mal uso de lo de todos, de los aparatos administrativos.

Estamos asistiendo a un cambio en la caracterización de los dos grandes partidos políticos. El PSOE, en origen partido de masas y de militantes, está deviniendo en un partido de cuadros cuando no de elites endogámicas y, por el contrario, el PP de partido de minorías se está convirtiendo, aquí en nuestra tierra, en un partido de masas, de concejales, diputados provinciales, etc., que es a la vez causa y consecuencia del exagerado número de municipios de nuestra Castilla y León y de Palencia.

¿Acaso el desenlace del congreso  provincial del PP no se podría calificar como un mejor uso de los instrumentos de poder de la Junta que de los de la Diputación Provincial? No es buena práctica utilizar las posiciones institucionales -no los recursos de todos- para garantizarse el poder interno en un partido.

Espero que estas reflexiones, basadas en la constatación de realidades, no me supongan sufrir el etiquetaje de los próximos, de los míos, ni que se molesten los adversarios ideológicos.

(NOTA añadida: Es evidente, por lo ocurrido en estos seis años, que los próximos, aquí en Palencia, me etiquetaron. Los adversarios, de ideología política, no tengo constancia que se molestaran más allá de alguna mala cara).
(*) El título original, que se recortó para su publicación en prensa, era “Sin democracia interna, el sistema democrático se resiente”



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