Agradezco a la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica
de Palencia, a los compañeros/as y amigos/as de Torquemada la posibilidad que,
ya hace meses, dieron a la UGT
de colaborar en la realización de éste Homenaje a las Víctimas de la represión franquista en Torquemada, víctimas, en su mayoría, jornaleros y pertenecientes
a la Casa del
Pueblo. Colaboración que, personalmente, entendí como un
deber de los representantes actuales de nuestra más que centenaria organización
obrera para con todos los que dieron su vida por el régimen democrático de la II
República.
Un
abrazo a los familiares de las víctimas del fascismo en este pueblo y, por
medio de ellos, a todos los familiares de
los miles de luchadores por la democracia, la libertad y la justicia social que
todavía siguen olvidados al borde de alguna cuneta o en alguna tierra de
cultivo de esta provincia y del conjunto del país. Hasta que todas y cada una
de estas víctimas no tengan la oportunidad de tener un lugar de descanso digno
es un deber democrático seguir
trabajando en todos los campos: político, judicial, académicos…
Creo
que el mejor homenaje a estás víctimas de Torquemada, y a todas, se resume,
esquemáticamente en cuatro palabras: PERDON, OLVIDO, RECONOCIMIENTO a su labor, sobre
todo reconocimiento, y CONTINUIDAD histórica.
I.- El PERDON hace grande a quien perdona y
empequeñece a quien se niega a pedir perdón por los actos cometidos o la
complicidad con los mismos, aunque hayan pasado más de 70 años.
Este país, sobre todo la izquierda
política, sindical y social, los españoles, realizamos el mayor acto de perdón
colectivo de la historia europea: nuestra TRANSICION. Supimos poner la
esperanza en un futuro compartido por delante de un pasado que nos daba el
derecho a, cuando menos, pedir cuentas. Conviene recordarlo muchas veces, no
sea que se olvide.
II.- El 5 de agosto de 1939,
Julita Conesa, una de las Trece Rosas asesinadas
por venganza en Madrid, escribió una carta de despedida a su familia en la que
decía que moría como inocente, pide que
no la lloren pero que hagan que su nombre “no sea borrado de la Historia ”. Estoy
plenamente de acuerdo. Al contrario de lo que se defiende, incluso, desde organizaciones y personalidades
progresistas, creo que NO SE PUEDE
OLVIDAR. Estamos hablando de asesinatos
impunes y no podemos consentir que esa impunidad continúe y, para ello, son
importantes actos como el de hoy.
Tenemos la obligación ante nuestros jóvenes de
hacer ver que podemos superar la lacra que supone haber tenido una Guerra
Civil, que es la más sucia de las Guerras, pero nuestros jóvenes no compartirán
el hecho de seguir ocultando a nuestros familiares enterrados en lugares
convenientemente apartados.
Un filósofo iraní, que no hace mucho escribía sobre la Memoria Histórica
en España lo expresa de forma contundente:
“El perdón asociado al olvido es la
opción más tentadora para criminales y opresores, pero siempre es mejor
perdonar sin olvidar.
Un
proceso de recuerdo no sólo tiene que constituir una oportunidad para que las
víctimas muestren su verdad, sino un método para que el conjunto de la sociedad
construya una historia común.
También sirve para que cada sociedad afronte
sus pesadillas, acepte la responsabilidad de lo ocurrido y haga cambios que
garanticen que esas atrocidades no vuelvan a ocurrir jamás” (EL PAIS, RAMIN
JAHANBEGLOO 15/02/2009)
Por
justicia histórica no podemos, no debemos, olvidar.
III.-
Hoy, desde la UGT , desde un sindicalismo
moderno pero a la vez heredero de más de 120 años de lucha, y también, por qué
no, desde una práctica socialdemócrata de la acción política, HOY, tenemos que reconocer
que estos jornaleros, que homenajeamos, tenían muy claro en su acción diaria, hace 73
años, cuáles eran las necesidades de sus
vecinos y por dónde pasaba el futuro de las clases sociales más desfavorecidas, los trabajadores y los jornaleros.
Ese
Alcalde, Teodomiro Civera, que en los pocos meses de su mandato, no se escudó en
eso hoy tan de moda de echar la culpa de los problemas a otros. Teodomiro fue un precursor.
Estableció
un subsidio para los parados, les eximió de algunos impuestos municipales,
creyó en las obras públicas como instrumento para reducir el paro, entendió que la emancipación de sus vecinos
más pobres pasaba por la educación y pidió escuelas y dio educación a los adultos (después
vendrían los de “muera la inteligencia” y les pareció excesivo el número de maestros), vió que el futuro de la agricultura
pasaba por construir acequias, etc.
¿No era
esto apostar por un nuevo modelo productivo sin dejar en la estacada a los más
débiles? APRENDAMOS DE ELLO.
Nuestro
reconocimiento, solo equiparable al desprecio a sus asesinos, a ese niño de
16 años, Teodoro, cuyo único delito era repartir un periódico que se
llamaba “La Libertad ”.
A todos, socialistas, comunistas, republicanos
o anarquistas.
Valentín
Velasco, Tesorero de la Casa
del Pueblo de Torquemada que se ocupaba, con el mismo afán y determinación,
tanto en recaudar las cuotas de los
afiliados a la organización que encuadraba a los jornaleros del campo que
tenían trabajo, como en pagar a los que caían en el paro. O Aniano Miguel, que, seguramente, en
su poco tiempo de descanso de las
labores del campo, dirigía las actividades de la
Casa del Pueblo de la vecina Quintana del Puente.
Repito, reconocimiento a todos en la persona de sus familiares y amigos.
IV.- Continuidad
histórica, que se nos exige a nosotros, un compromiso con la acción y con
los valores republicanos.
La Asociación
para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) es un ejemplo de compromiso
con esta continuidad.
Las
FAMILIAS. Casi desaparecidos los testigos del momento, en edad avanzada los
“niños de la guerra”, han sido, habéis sido, los “nietos de la República ” los que habéis tomado el relevo en esta
tarea de JUSTICIA HISTORICA. Hay que continuar.
Pero,
sobre todo, el compromiso ético con los ideales de la República. Sus
valores de lucha por la libertad, la igualdad, la democracia radicalmente
participativa, la justicia social son los pilares sobre los que,
necesariamente, se debe asentar la izquierda política y social si queremos
seguir siendo la fuerza transformadora de la sociedad y que el sacrificio de
compañeros como a los que hoy recordamos no haya sido baldío.
Finalizo.
Desde el respeto democrático a todas las opciones, pero también con el
convencimiento personal y político de la actualidad y superioridad de los
valores republicanos y dentro de la
mejor tradición histórica de la organización a la que represento…
FAMILIARES, COMPAÑEROS/AS, AMIGAS/OS
¡¡¡ SALUD y REPUBLICA !!! VIVA LA REPÚBLICA.
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